En agosto, el Instituto Nacional de Estadística estableció que el precio de la cesta de la compra había subido un 13,8% respecto al 2021, el mayor incremento desde que se empezó a registrar este dato en 1994.
La inflación también afecta a la capacidad de ahorro de los consumidores. Por un lado, sus ahorros se reducen o pierden valor (con la consecuente pérdida de poder adquisitivo) y, por el otro lado, el incremento de precios hace que ahorrar sea cada vez más difícil.
Sin embargo, las perspectivas económicas y las estrategias de cada consumidor para afrontar la inflación pueden variar mucho según condicionantes como su ubicación, su clase social o su edad.
A continuación analizamos cómo afronta el gasto y el ahorro cada generación de consumidores y qué estrategias utilizan para sacar todo el provecho de su capacidad de compra.
La pandemia y la inflación han condicionado el ahorro de los consumidores
La pandemia hizo que en 2020 se redujese el gasto de los consumidores, tanto por la incertidumbre económica como por las medidas de emergencia que redujeron la movilidad. En España, por ejemplo, el consumo de los hogares se redujo un 12,4%.
Con la relajación de las restricciones y la generalización de las vacunas, el consumo se reactivó. Un análisis de Deloitte confirma que el gasto de consumo aumentó un 2,8% en agosto de 2021 en comparación con los niveles prepandémicos. Además, se produjo un efecto llamado «gasto por venganza», que llevó a muchas personas a gastar más para recuperar el tiempo perdido durante los confinamientos. El gasto de los hogares se incrementó un 8,3% en 2021.
A pesar de este escenario, durante los últimos 12 meses, la crisis energética y la inflación han hecho que se incremente el gasto medio familiar una media de 250€ al mes, pero perdiendo poder adquisitivo y capacidad de compra. Con una inflación del 10,5%, una familia que llenase su cesta por 1.000€ hace un año, ahora debería gastar 1.105€ para adquirir los mismos productos.
A medida de que bienes de primera necesidad (como combustible y alimentos) se han encarecido, los consumidores han tenido que recortar el dinero destinado al ahorro y reducir su gasto en productos no esenciales.
Según un estudio elaborado por McKinsey & Company sobre el impacto la inflación, el 80% de los consumidores han modificado sus hábitos de compra en 2022 y han probado productos más baratos o de marcas blancas en busca de una buena relación calidad-precio.
Cómo afronta la inflación y cómo ahorra dinero cada generación de consumidores
A partir del estudio elaborado por McKinsey & Company y un estudio realizado por Brandwatch sobre las tendencias de gasto, ahorro e inversión en 2022, podemos extraer datos interesantes sobre las preocupaciones ante el gasto de los principales grupos de edad y sobre cómo perciben su capacidad de ahorro y compra ante la inflación.
Baby Boomers: preocupación ante la inflación y ahorro energético
La generación del “baby boom”, las personas nacidas entre 1946 y 1964, es la más preocupada por la escalada de precios y, junto a la generación X, es la que valora de manera más pesimista la situación económica española. Un 45% prevé rebajar su nivel de vida por la subida de precios.
Sus principales preocupaciones en relación al gasto son los impuestos (exenciones fiscales, tipos impositivos, tipos de interés y destino de sus impuestos) y el coste de los seguros. Mientras que, en relación al ahorro, sus preocupaciones son relativas a cómo la evolución de la bolsa y la eficiencia del gobierno pueden afectar a la economía y al bolsillo de los consumidores.
Los Baby Boomers son los más conscientes ante la necesidad de ahorrar energía.
Generación X: ajustar la cesta de la compra y ahorrar para el futuro
El 68% de los miembros de la generación X (nacidos entre 1965 y 1980) se muestra muy negativo ante las expectativas económicas y un 55% asegura que se tendrá que apretar el cinturón si sigue la escalada de precios.
A la generación X también le preocupa los impuestos y es pesimistas ante la situación económica. Además, entre sus preocupaciones destaca el gasto educativo de sus hijos y el gasto en transporte relacionado con el incremento en los precios del combustible. Es la generación más proclive a hacer recortes en este sentido.
Otras de sus preocupaciones principales es el ahorro a largo plazo para su jubilación y el incremento en el precio de los alimentos.
Millennials: recortes y planificación para el día a día
El 57% de los millennials declara que se apretará el cinturón si los precios siguen al alza. Son la generación que más recortes declara haber hecho y muchos reconocen que han tenido que cancelar sus vacaciones para ahorrar.
Las principales preocupaciones de los millennials pasan por cubrir los gastos cotidianos, como la comida o el pago del alquiler, y muestran un gran interés en la planificación financiera.
Generación Z: preocupación ante el desempleo y voluntad de consumir
Las preocupaciones de la generación Z son muy diferentes al del resto de grupos de edad. Están especialmente interesados en buscar un equilibrio entre el ahorro y vivir la vida. No es de extrañar, por lo tanto, que el 55% planee derrochar dinero este año.
Para que la inflación sea una preocupación, es necesario tener un salario, y esta generación está mucho más preocupada por la situación de desempleo (preocupa a un 64% de los encuestados de esta franja de edad). El 30% de los menores de 25 años está en paro y, teniendo en cuenta que los miembros de menor edad de esta franja tiene unos 12 años, es normal pensar que la preocupación por la inflación se traslada a sus progenitores.
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Coinstar ofrece un servicio que beneficia a consumidores y retailers ante la escalada de precios
La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores ante la inflación es evidente y llenar la cesta de la compra es una de las principales preocupaciones de franjas de edad como la generación X o los millennials, mientras que los más jóvenes, la generación Z, están dispuestos a consumir y aprovechar el momento ante la incertidumbre.
Coinstar el ofrece a los consumidores un servicio que les ayuda a recuperar todas las monedas que tienen en casa sin usar para adquirir productos y aprovechar al máximo su capacidad de compra. Se calcula que en nuestro país hay 1.800 millones de euros en monedas de baja denominación sin utilizar en huchas y cajones.
Nuestro servicio, además, es una solución innovadora que beneficia al retail. En nuestros quioscos, los consumidores cuentan monedas, las canjean por cupones y gastan el 77% de su valor en el mismo punto de venta, incrementando los beneficios del establecimiento. La presencia de un quiosco Coinstar incentiva la visita de clientes que desean un servicio cómodo, fiable y disponible en un horario amplio. Más de dos millones de personas ya los utilizan en España, lo que se ha traducido en más de 100 millones de euros en facturación extra canalizados hacia nuestros partners del retail desde 2019.